Secar y almacenar correctamente la leña es esencial si tu objetivo es maximizar su eficiencia y obtener un calor duradero y limpio. Y desde Tarrioforest, tu aserradero de confianza en Galicia, entendemos que sí, que lo es. Sobre este tema, antes de abundar en los detalles que ampliamos en el artículo, aclaramos que la leña húmeda genera menos energía, produce más humo y es más difícil de encender, así que es una nefasta opción para estufas y chimeneas. Si te has encontrado alguna vez con este problema, ¡sigue leyendo!
Proceso de secado: ¿por qué es importante?
El secado de la leña, conocido también como curado, consiste en reducir el contenido de humedad de la madera para que arda mejor y produzca más calor. La leña recién cortada puede tener hasta un 50% de humedad, lo que dificulta la combustión y provoca que se desperdicie parte de su poder calorífico. Para asegurar un buen secado, es recomendable cortar la madera en primavera y dejarla secar durante al menos seis meses antes de usarla.
Durante este proceso, es importante apilar la leña de forma que el aire circule libremente entre las piezas. Se recomienda que la leña esté partida en trozos de tamaño uniforme para facilitar su secado, ya que las piezas más pequeñas permiten una mejor ventilación y una mayor superficie de evaporación.
¿Cómo apilar la leña correctamente?
El lugar donde apiles la leña es clave para un secado óptimo. Busca un espacio seco y bien ventilado, preferiblemente al aire libre, pero cubierto para protegerla de la lluvia y la humedad del suelo. Si decides apilarla en el exterior, asegúrate de que la base de la pila esté elevada unos centímetros del suelo para evitar el contacto directo con la humedad.
La orientación de la pila también es importante. Coloca las piezas de leña de manera que las caras cortadas queden hacia fuera y las cortezas hacia arriba. De esta forma, se facilitará la circulación de aire y se protegerá la madera de la lluvia. Además, es recomendable que la pila tenga una ligera inclinación para que el agua no se acumule en caso de contacto.
Almacenamiento de leña a largo plazo
Una vez que la leña esté seca, es fundamental almacenarla adecuadamente para que no pierda sus propiedades. Si decides guardarla en interiores, asegúrate de que la zona esté bien ventilada para evitar la acumulación de humedad. En cambio, si la almacenas en el exterior, cubre la pila con una lona transpirable, dejando los laterales descubiertos para permitir la ventilación.
Antes de secar y almacenar tu leña, la tendrás que compra en nuestro aserradero de Galicia
Secar y almacenar la leña de manera correcta garantiza una combustión eficiente, una producción de calor óptima y una menor emisión de humo. Al final, dedicar tiempo a este proceso te permitirá disfrutar de una experiencia más cómoda y segura cada vez que enciendas la chimenea o la estufa.
Eso sí, antes de aprender cómo secar y almacenar la leña, tendrás que comprar la mejor. ¡Y para eso puedes contactar con el equipo de Tarrioforest, tu aserradero de confianza en Galicia!